Con respecto a su fundación existen varias versiones. Se dice que allá por el año 1518-19 Cuando Hernán Cortés llevo a cabo la conquista de Méjico, un joven, natural de Padriñán, marchó un día a Pontevedra en busca de sal y encontrándose con otros jóvenes se fue con ellos hasta Cádiz en donde se alistó como voluntario para la referida conquista. En el ejército demostró gran valor, ingenio y arrogancia, distinguiéndole sus jefes con el mando de la brigada y con la categoría de privado, en pocos años. Al regresar a España el Conquistador en 1528, lo dejó en su lugar, siendo más tarde confirmado su nombramiento por el Rey Carlos I. En 1538 al volver a Padriñán mandó construir este pazo que tomó el nombre del Virrey. Para el historiador y mercedario Fray José Crespo, el fundador fue don José Sarmiento de Valladares, último Virrey de Méjico con los Austrias y primero con los Borbones, casado con María Jerónima de Moctezuma cuarta nieta del emperador azteca. Otra posibilidad, más creíble, es que fueron sus fundadores Francisco Gómez de Valladares y su mujer Luisa Varela Sarmiento y Sotomayor, hacía el año 1722.
A falta de documentos, la fecha de construcción está entre 1710 y 1758, años en que aparecen los linajes atribuidos al pazo en los archivos parroquiales. El primer propietario que figura en el Registro es don Deogracias Buceta y Barbeito, hijo de Santiago Buceta Figueroa, y descendiente de José Rosendo Buceta Mosquera y Josefa Bencía de Montaos, vecina de Padriñán en 1758. A principios de nuestro siglo, el pazo perteneció a Antonio Acuña Iglesias y a su mujer Amalia Blanco Garzón, de quienes lo heredó su hijo Antonio Acuña, autor de una buhardilla de cemento en el ala sur que desmerece en el noble conjunto. Actualmente, la propiedad pertenece en parte a la familia Acuña y a don Antonio González Quinteiro.
Por último, debemos también reseñar que desde la instauración de la II República hasta el Plan de Concentración Escolar de los años sesenta, la parte Sur y Norte del edificio fueron Escuela Pública Nacional, en donde ejercieron como maestros doña Avelina Salgués Otero y don Ricardo Santos por espacio de treinta años.
Tan só un pequeno detalle, o pai Crespo era mercedario (non mercenario) do mosteiro de Poio.
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