El rito de envolquillarse.
Este ritual, celebrado en los campos que se extienden alrededor del santuario, consiste en revolcarse desnudos sobre la hierba mojada por el rocío matutino con el fin de curar la sarna o, cuando menos, protegerse contra ellas.
Las fechas en que se celebra el envolquillamiento es el último domingo de agosto o la mañana de San Juan, día como ya dijimos, propicio para todo este tipo de ritos relacionados con el poder curativo y purificador del agua y del rocío matutino. Esta costumbre debió de estar muy extendida por toda Galicia pues Rodríguez López recogió a principios del siglo XX la tradición de dormir desnudos entre el centeno para curar la sarna. En otros lugares del país, como Melide, bastaba con recorrer desnudos por un campo de centeno antes de salir el Sol.
Los griegos interpretaban el rocío como símbolo de fecundidad y de fertilidad. Los pueblos Celto-atlánticos le atribuían poderes mágicos. En la tradición cabalística judía el rocío aparece como símbolo de la renovación de la vida y de la salvación.
Ritos de fertilidad ( Berce o cama de la Santa)
Los ritos asociados a la fertilidad son, hoy por hoy, sin lugar a dudas los más famosos de este singular santuario. Tradicionalmente, el rito de las nueve olas había que realizarlo en la pequeña playa ubicada a mano derecha de la ermita. Praia da Nosa Señora- aunque hoy en día se extienden el culto a las dos playas que flanquean el santuario: la playa de foxos y la playa de Areas Gordas e incluso la playa de Lapa y A Lanzada. Cuando se buscaba quedar embarazada, debía recibir el baño tanto el hombre como la mujer y, una vez encomendados a la Virgen, yacer juntos en el Berce de la Santa o en su defecto en algunas de las furnas de las playas del santuario o al amparo de la oscuridad de la noche. Este rito había que celebrarlo por nueve días seguidos, que es lo que duraba la romería.
Otras versiones dicen que la pareja que buscaba descendencia debía, en la víspera de San Juan, yacer en la piedra conocida como Berce da Santa. Acto seguido la mujer debía bajar hasta la playa y recibir en su vientre la acometida de nueve olas, aunque el orden lógico debería ser el inverso, como recoge en el libro “ Contos e lendas da Lanzada” de Alba Paz Framil. Primero la pareja se baña desnuda en el mar recibiendo las nueve olas, finalizado el baño deben realizar el coito a la sombra del influjo sagrado de la ermita y, si es posible, repitiendo el acto varias veces hasta la madrugada. Bien sabido es que reiterar en el intento aumenta las probabilidades de logro. Al amanecer, la mujer debe acostarse en el Berce da Santa con la cabeza hacia la parte más baja del pétreo lecho. Como se apunta en algunos manuales está postura inclinada donde las piernas y el pubis se encuentran más altos que la cabeza favorece el deslizamiento del semen hacía el útero. El rito completo debe repetirse nueve días seguidos lo que incrementa la posibilidad de quedar embarazada, no solo la repetición del coito sino también por la posibilidad de que alguno de esos nueve días puedan coincidir con el periodo de mayor fertilidad de la mujer.
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